Aristóteles y el policial 6/24/2019
Danilo Albero Vergara escritor argentino
Literatura latinoamericana, relatos, ensayos literarios

Leí en alguna parte que Edipo rey puede ser considerada como la primera novela –o investigación– policial, género al que no soy adepto, tampoco docto;  incluso mediocre lector. Fuera de los relatos del Chevalier Dupin, un par de novelas de Agatha Christie, las aventuras del que vivía en el 222 B Baker Street y Borges, mi ignorancia sobre el género –en todas sus variantes, novela negra, hard boiled o su equivalente francés, polar– es enciclopédica. Pensándolo bien, lo poco atractivo no son los argumentos, sino la secuencia de protocolos que fija el género: asesinato o robo, enigma sobre el autor o autores del crimen y sus motivaciones, investigador y sus procedimientos, aclaración del delito. El esquema narrativo sigue la fórmula fijada por Poe en su "Filosofía de la composición" y uno de los padres de la novela policial: principio, medio, fin o, en variantes modernas y según diría William Faulkner: "principio, medio y fin, pero no necesariamente en ese orden".

Dentro de los policiales de la pantalla que consumo, el protagonismo del investigador se encuentra con un serio rival más acorde a los nuevos tiempos, el médico forense quien, literalmente, hace hablar a los cadáveres y escenas del crimen, e indica el camino para atrapar a los delincuentes. Además el género de investigación se abre de manera infinita a nuevos argumentos y tramas, ahora con la variante del thriller como la sin par La noche de los generales (Anatole Litvak, 1967), basada en la novela del mismo nombre, mezcla de película de guerra con policial; un tenaz inspector policial de la policía de la Wermacht, el mayor Grau –Omar Sharif–, investiga dos crímenes de prostitutas uno en Polonia, en 1944, y otro en París, en 1944 luego del desembarco en Normandía, para finalmente dar con el asesino, Tantz –Peter O'Toole–, sádico general de las SS. En esa línea se inscribe Odessa, la novela de Frederick Forsyth también con una versión fílmica, –un periodista de investigación que desbarata una red criminales de guerra nazis.

Edipo rey de Sófocles (siglo V a.C.) es una tragedia basada en una investigación, frente a una plaga que asola Tebas el pueblo pide ayuda a Edipo rey para conjurarla, este le pide consejo a Creonte, su cuñado, quien, tras consultar al oráculo le dice que la peste no cesará hasta que el asesino de Layo sea castigado. Edipo consulta al adivino Tiresias quien le hace saber que él, Edipo, fue quien mató a Layo y que vive un matrimonio incestuoso con su madre Yocasta. Lo interesante del argumento es la serie de razonamientos erróneos que son parte de la trama y hacen que, en un principio, Edipo no se entere de la verdad de su crimen.

Esta serie de engaños de Edipo en sus razonamientos nos acercan a un texto magistral de Borges "La muerte y la brújula" donde Red Scharlach ejecuta una serie de asesinatos dejando mensajes en clave, que llevan al detective Erik Lönnrot a predecir el lugar y hora del próximo homicidio. Lo que no puede predecir es quién será la víctima; Red Scharlach le ha tendido una trampa.

En 1846 Poe escribió su ensayo "Filosofía de la composición", donde explica los procedimientos utilizados para escribir su poema "El cuervo" y lograr el efecto deseado en el lector, que él llama dénouement (desenlace, final), y que es el primer detalle a tener en cuenta para abordar un argumento y lograr la atmósfera adecuada. Pero antes, en 1841, Poe había publicado "Los crímenes de la calle Morgue", primera novela policial que presentó en sociedad a monsieur Dupin, padre de todos los detectives; en este relato ya están presentes las reflexiones que luego desarrollará en "Filosofía de la composición" sobre cómo debe ser el desenlace, en este caso, la resolución de un crimen.

Varios siglos antes, Aristóteles había planteado en su Poética, que el fin de la tragedia es despertar emociones y, si su causa es una creencia, un pensamiento o un suceso conocido –de suerte que las emociones tienen un comportamiento cognitivo–, puede entonces pensarse que la literatura logra suscitar respuestas inteligentes, compatibles con la razón. La tragedia es la representación en el modo de una acción dramática, de un acontecimiento o acción digno y completo, con un lenguaje conformado de manera atractiva y que, mediante la compasión y el temor provoca en el público el efecto de catarsis –purificación–, proceso fundamental para la educación de las pasiones. Así, la tragedia, además de entretener a los espectadores, tiene función educativa y de clarificación intelectual.

En el Capítulo 11 Aristóteles da otros elementos constitutivos de la tragedia y su desarrollo, "dos son las partes de la trama: peripecia y reconocimiento"; la primera: "es el cambio del estado de las cosas en la dirección contraria, y ello, conforme a lo probable o necesario" –el comienzo de la investigación del detective–. La peripecia debe llevar al reconocimiento o: "como lo indica el mismo nombre, un cambio de la ignorancia al conocimiento". Siempre dentro del esquema de la novela policial estamos frente a una mudanza de sentido en el argumento. Pasamos de una escena del crimen y un interrogante, a la intervención del investigador que, cuando logra su objetivo, da el "paso de la ignorancia al reconocimiento".

Más adelante, Capítulo 16, Aristóteles habla de los distintos tipos de reconocimiento entre otros: señales en el cuerpo –marcas de nacimiento o cicatrices–, vestimentas o adornos, los forzados por el autor, los que son el resultado de un razonamiento falso o errado –tal el caso de Lonrröt–. De ellos el más efectivo: "El mejor reconocimiento de todos es el que nace de los mismos acontecimientos, cuando el impacto emocional de la sorpresa surge de la misma secuencia probable de los acontecimientos". En otras palabras: la secuencia lógica que plantea Poe en su "Filosofía de la composición" cambiando "catarsis" por denóuement. Una pregunta que nadie puede responder, ¿hasta qué punto tuvo presente Poe la Poética de Aristóteles en sus reflexiones? Argumentos que me acaban de convencer... debería leer más novelas policiales.





literatura literatura latinoamericana literatura sudamericana narrativa argentina
Danilo Albero Vergara escritores argentinos escritores latinoamericanos novelas de escritores argentinos