El arte lúdico o entretenimiento 12/17/2018
Silvia Albuixech artista plástica
Arte abstracto

El arte, motor del espíritu, toma muchas formas, desde la ciencia, como el arte cinético y el arte óptico, hasta un componente indispensable para componer la profundidad y el sentido: el humor.

También influye en la práctica religiosa, qué duda cabe que la grandiosidad con que se revisten mitos y religiones es una composición artística por excelencia, conmover al espíritu requiere de intervenir el escenario que el espectador verá, y producir una reacción, un hecho humano, directo al corazón humano.

El juego, el entretenimiento, es una de las formas con el los artistas plásticos han enfrentado el lado irónico de la relación entre la obra y el espectador.

Lo relativo al arte lúdico es un aspecto que ha sido reflexionado por pensadores, más que por artistas o críticos de arte, algunos consideran que es un modo negativo de impacto cuyo efecto colateral es degradar la obra; sin embargo expresiones como juego de luces, afín al arte óptico, siempre es un lujo de expresión, sobre todo porque toma el espacio de 3 dimensiones y lo convierte en un espacio de libertad para los sentidos, más allá de lo visual, a veces, la participación del cuerpo propone la lúdica, más que el efecto óptico en sí.

Hay una propuesta liberadora desde el creador, hacia el espectador que implica una sujeción mediante el arte que produce el efecto de encantamiento o atracción, captura el espíritu del espectador, con un aparente impulso libre de participar en la obra.

En el arte del entretenimiento el factor repetición es una condición intrínseca, los juegos de luces, o de aguas, la repetición de la experiencia produce un sistema de sujeción entre el espectador y la obra, un efecto hipnótico, una atracción que muchas veces se resuelve en un sistema motor, el cuerpo vibra con un ritmo vinculado a la obra, sin más fin que la conexión entre la obra y el cuerpo.

En términos de arte, el fin es el impacto, y el resultado no es perecedero, el juego de relación entre la propuesta y el resultado es el movimiento, el impacto visual, la intervención del cuerpo como parte de la completitud de la obra.

Aunque muchos dirán que el espectador es en sí, parte de la obra y sin él no hay obra, hay muchos sentidos que pueden participar en la ecuación, el cuerpo mismo, el movimiento, el vaivén de expectativas, produce una sensación de juego y de contacto con el autor, quién parece funcionar como un médium entre la obra y el espectador, no ya como un creador, sino como un compañero de juegos.

Aristóteles decía que el impulso del movimiento, es un automovimiento, en el juego del arte lúdico, hay un convocante, el artista y un ejecutante el espectador.

La obra está viva cuando provoca movimiento, la idea de “vida”, asociada al movimiento es un tanto básica, pero no lo es cuando se produce a través de una obra de arte, algo que no estaba allí antes que el artista lo propusiera, y otro que siendo espectador de la misma, ejecuta una partitura física, sin que hubiera mediado conexión entre la propuesta y el resultado más que convertir algo que se ve en movimiento.

Son reglas que no están sujetas a fines ni razón, tan propio del arte y sus fenómenos característicos. El arte lúdico toma contacto con reflejos en el cuerpo, hay una conversión de lo visual a lo físico, y aunque el arte óptico no es el único con ese propósito, es el más popular, se usa en diseño de interiores, en propuestas de establecimientos musicales y por supuesto, en museos, el diseño de cómo se verán las obras, la ubicación de las luces, la circulación, el principio y el fin, es en sí mismo arte lúdico.

 





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