Las Navidades siempre llegan y, como un suspiro, siempre se terminan. Y así, hasta que a finales del nuevo año que ha llegado vuelvan de nuevo, con sus luces de colores, sus reuniones familiares, sus regalos y, por supuesto, las siempre suculentas creaciones de repostería de cualquier fábrica de pastelería, que nunca deben faltar en esta época del año. Si bien un año más rezamos para que no haya pandemia del coronavirus en las próximas fiestas, llevamos ya dos tomando conciencia de que, en realidad, si tenemos extremo cuidado con nosotros y nuestros seres queridos, podemos disfrutar de una Navidad igualmente bonita. Más concretamente, nuestro paladar puede.

A fin de cuentas, sin duda hemos disfrutado una vez más de los deliciosos roscones de Reyes, que, con o sin pandemia, siempre podemos comprar en nuestra pastelería favorita. No importa si nos gusta o no la fruta escarchada, o si lo preferimos de nata, de trufa o sin relleno, la cuestión es que los roscones siempre ponen un broche final muy bonito a una época caracterizada por la alegría y las reuniones familiares, sobre todo con aquellos seres queridos a quienes hace mucho que no vemos. Y si la pandemia nos impide verlos en persona, bueno, sabemos que tenemos la inmensa suerte de vivir en la era de internet y, por extensión, de las videollamadas.

Sea a distancia o no, tanto nosotros como nuestros familiares tendemos a llenar nuestras despensas durante diciembre, y por supuesto durante la primera semana de enero, con los turrones, los mazapanes o las galletas de jengibre más deliciosos, ya que no todo se reduce al roscón. Todo ello, si bien podemos adquirirlo en supermercados, podemos encontrarlo también en nuestra pastelería industrial de Madrid favorita, por ejemplo.

Al final, el mero acto de entrar en ella a comprar nuestros dulces favoritos se convierte en una experiencia memorable en sí misma, una que va más allá de simplemente disfrutar comiendo como reyes y reinas. ¿El próximo año? La suerte dirá si hay pandemia o no. Pero una cosa es segura: nuestros dulces y roscones seguirán ahí, esperando por nosotros.