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daniloalberovergara 10/15/2018 9:38:45 AM
daniloalberovergara
in our time de Ernest Hemingway 7
Danilo Albero Vergara escritor argentino
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Tags literatura literatura latinoamericana relatos ensayos literarios Danilo Albero Vergara escritores argentinos escritores latinoamericanos novelas de escritores argentinos
 
Literatura, relatos, ensayos literarios, novelas, literatura latinoamericana
 

(Viene de in our time de Ernest Hemingway 6)

 

En in our time de Ernest Hemingway 6 apareció por primera vez en su narrativa una alusión a su vida personal: la enfermera Ag –Agnes Von Kurowsky–. En los relatos de esta entrega afloran otras dos vivencias: de nuevo la tauromaquia y, más importante, sus experiencias como corresponsal para elaborar un relato de claro contenido político.

Hemingway tuvo su primer contacto con la cultura taurina en 1923, en un viaje a España, que hizo con su esposa, Hardley Richardson. En esa oportunidad, asistió a las fiestas de San Fermín en Pamplona y a corridas de toros en Madrid. Fue el comienzo de su pasión por la tauromaquia, que, como hemos visto, surge en relatos de in our time, cuentos, la novela Fiesta y el ensayo Muerte en la tarde. La 'historia oculta' de toda su obra relacionada con la tauromaquia aparece en in our time de Ernest Hemingway 2, nota al pie 1.

Además, en su carácter de corresponsal del Toronto Star, Ernest Hemingway asistió a las dos conferencias internacionales donde el mundo intentaba reacomodarse, luego del triunfo de la revolución bolchevique en Rusia (1917) y, posteriormente, el fin de la Primera Guerra Mundial.

Entre 1919 y 1923, muchas decisiones fallidas –en los tratados de Versalles y Sèvres, 1919– para reordenar el mapa de Europa y Turquía, luego de la abdicación del Kayser Guillermo II y el surgimiento de una democracia en Alemania, la desintegración del Imperio Austro Húngaro y Otomano y el surgimiento de nuevas naciones. Hay que añadir: los fracasados intentos de establecer gobiernos similares al de los Soviets –entre otros, Alemania y Hungría–, y la reacción de grupos nacionalistas a estos proyectos; la creación de los partidos de extrema derecha en Hungría e Italia –en esta última, con la creación del cuerpo de squadristi Camicie Nere de Mussolini, en 1919 y la Marcha sobre Roma, en 1922.

Ernest Hemingway cubrió la conferencia de Génova en 1920 y la de Lausana en 1923, donde se trataron estos nuevos arreglos internacionales. Sus notas, cubriendo encuentros de alta política internacional, habrían de influir en su visión del mundo que se avecinaba y se reveló, entre otras, en dos de ellas, la primera: un demoledor retrato de Benito Mussolini, 'Mussolini the Biggest Bluff in Europe', publicada en el Toronto Star el 27 de enero de 1923, donde destruye la imagen del futuro dictador. A tal fin, invita a los lectores a analizar su retrato con camisa negra de squadisti y ropa de gala para concluir: "There is something wrong, even histrionically, with a man who wears white spats with a black shirt" (Hay algo errado, incluso en lo histriónico, con un hombre que usa polainas blancas con camisa negra). La segunda, un extenso análisis de la decadencia de las monarquías continentales europeas, de septiembre de 1923, King business in Europe isn't what it used to be (El negocio del rey en Europa no es lo que solía ser). De esta serie de artículos queda claro que el joven Ernest Hemingway tuvo un panorama muy acertado de la situación política de Europa y el Cercano Oriente; a la vez que una visión para nada optimista del futuro.

En este marco de su trabajo como periodista, el relato ‘capitulo 11’ –se supone que fue escrito en 1923– puede ser visto como un ensayo. El narrador, un encallecido dirigente del Partido Comunista Italiano, narra su experiencia con un joven e idealista militante húngaro que ha escapado de la represión de Horthy; detalle y ambientación que surgen en la primera línea del relato y se revela en silencios del narrador acerca del futuro de Italia. Al mismo tiempo, aflora la ya sólida formación en arte que posee el joven escritor y que se manifiesta en los diálogos.

Hoy se hace imposible no contrapuntear este relato de Ernest Hemingway con la obra del escritor argentino Rodolfo Walsh, escritor argentino, donde cruza historia, ensayo y narrativa.

 

 

capítulo 11[1]

 

En 1919 él viajaba por los ferrocarriles de Italia llevando un trozo cuadrado de hule de la oficina central del partido escrito con lápiz indeleble donde decía que era un camarada que había sufrido mucho bajo los blancos en Budapest[2] y solicitando a los camaradas que lo ayudaran de alguna manera. Lo usaba en lugar de un boleto. Era muy tímido y bastante joven y los empleados ferroviarios lo pasaban de una dotación a la otra. No tenía dinero, y ellos le daban de comer detrás el mostrador de las cafeterías de las estaciones.

            Estaba encantado con Italia. Decía que era un hermoso país. Toda la gente era muy amable. Había estado en muchas ciudades, caminado mucho y visto muchos cuadros. Giotto, Masaccio y Piero della Francesca, compró reproducciones de ellos y las llevaba envueltas en una copia de Avanti[3]. No le gustaba Mantegna.

            Compareció en Bolonia[4], y lo llevé conmigo a la Romaña donde era necesario que yo viese a un hombre. Tuvimos un viaje agradable. Eran los primeros días de septiembre y el campo estaba agradable. El era magiar, un muchacho muy ameno y muy tímido. Los hombres de Horthy le habían hecho algunas cosas feas. Habló un poco de eso. A pesar de Hungría, creía totalmente en la revolución mundial[5].

            — ¿Cómo va el movimiento en Italia? —preguntó.

            — Muy mal —contesté.

            — Pero mejorará —dijo—. Aquí lo tienen todo. Es el único país del que todos están seguros. Será el punto de partida de todo.

            En Boloña se despidió de nosotros para tomar el tren a Milán y luego a Aosta y cruzar el paso hacia Suiza. Le hablé de los Mantegnas en Milán[6]. "No", dijo muy tímidamente, no le gustaban los Mantegna. Le escribí en un papel donde comer en Milán y las direcciones de algunos camaradas. Me agradeció muchísimo, pero su mente sólo estaba pensando en cruzar caminando el paso. Estaba ansioso de atravesar el paso mientras el tiempo estuviera bueno. Lo último que oí de él fue que los suizos lo tenían encarcelado cerca de Sion.

 

 

capítulo 12

 

Golpearon y aporrearon[7] al caballo blanco en las patas y él se levantó. El picador[8] enderezó los estribos dio un tirón y se sentó en la montura. Las entrañas del caballo colgaban en un manojo azul y se balanceaban de atrás hacia adelante mientras empezaba su medio galope, los monos[9] lo golpeaban en la parte trasera de sus patas con sus varas. Continuó con su medio galope de manera torpe a lo largo de la barrera. Se detuvo tieso y uno de los monos sostuvo su brida y lo llevó hacia adelante. El picador clavó sus espuelas, se inclinó hacia adelante y agitó su lanza hacia el toro. La sangre bombeaba regularmente entre las patas delanteras del caballo. Tambaleaba nervioso. El toro no pudo decidirse a embestir.

 

 

[1] A partir de la edición de 1925 este texto cambió de título por The revolutionist (El revolucionario)

[2] Luego de la caída del imperio Austro Húngaro, siguiendo el modelo ruso de dictadura del proletariado, se instauró la República Soviética Húngara, presidida por el líder comunista húngaro Béla Kun. Este gobierno, de corta duración (21 de marzo a 1 de agosto de 1919), fue derrocado por un golpe militar dirigido por el almirante Miklós Horthy quien gobernó el país como regente hasta 1944. Luego del golpe de estado sucedió una fuerte represión contra todos los sospechosos de haber participado en el gobierno de la República Soviética Húngara. El presente histórico de este relato alude a los primeros años de esa represión, el período llamado 'Terror Blanco' (1919-1921).

[3] Avanti! Es un periódico italiano creado por el Partido Socialista Italiano en 1896. Benito Mussolini fue su director entre 1912 y 1914 –Mussolini se había afiliado al PSI en 1900, pero fue expulsado en 1914, cuando defendió la idea de la intervención de Italia en la Primera Guerra Mundial–. Luego de su expulsión Benito Mussolini creó su propio diario Il Popolo d’Italia, que más tarde se habría de convertir en el órgano oficial del Partido Nacional Fascista. En 1919, los Camisas Negras quemaron las oficinas de Avanti, que fue prohibido oficialmente por Mussolini en 1926.

[4] Uno de los sobrenombres de Bolonia es Bologna la Rossa (Bolonia la roja), alusión a la adhesión política de sus habitantes. Este párrafo ofrece una clave sobre el narrador, un funcionario del Partido Comunista Italiano.

[5] Referencia al triunfo de la revolución comunista del proletariado, formada por todas las clases trabajadoras del mundo, contra los nacionalismos y el imperialismo.

[6] Quizá refiere a la obra Andrea Mantegna, en la pinacoteca de Brera.

[7] En el original "They whack whacked", aliteración intraducible que enfatiza la sucesión de golpes y la crueldad de los asistentes que castigan al caballo.

[8] En Death in the Afternoon (Muerte en la tarde, 1932) Ernest Hemingway cuenta que Gertrude Stein y Alice Toklas lo introdujeron en el mundo de la tauromaquia. La primer parte de la ceremonia del toreo es el trabajo que realiza el picador a caballo, hace que el toro se prepare a embestir con el morro hacia el piso así el torero se puede lucir en su faena. Los caballos destripados de los picadores, como se describe en este relato, eran parte del espectáculo en la época del relato. Recién en 1926, por una medida impulsada por el dictador Miguel Primo de Rivera, se hizo obligatorio el uso de petos protectores en los caballos de los picadores.

[9] Literalmente, "manos" en el español que Ernest Hemingway debe haber comprendido en ese momento. Las manos son los asistentes a pie en el ruedo.





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